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laclasedetercero

Texto libre de Cristina

 

Érase una vez una ancianita que vivía en el Portil, donde todos los veranos ponían un rastro. Ella iba todos los días y se compraba ropa, chanelas, zapatos y cualquier cosilla que veía. Una vez quiso comprarse una pulsera y preguntó cuánto valía. Como era rica pensó que tenía dinero, pero cuando abrió el monedero vio que no tenía ni un céntimo y se puso la pobre mala. Al final se quedó en su caso sola y cuando las amigas le preguntaron si quería tomar café ella respondía que no y ya nunca volvió a presumir de que era pobre. Fin

3 comentarios

Eva -

Cristina me gusta mucho tu cuento

Ana Pereira Cruz -

Felicito a Cristina, por que me ha gustado su historia.

Evelyn. -

Cristina esa historia es chula.Evelyn